Por qué Occidente deja a un lado los conceptos ingeniosos chinos

Por qué Occidente deja a un lado los conceptos ingeniosos chinos, por Thorsten Pattberg

[Spanish translation of ‘The end of translation’ by Sandra Niu, China.org; English versions published in People’s Daily and Asia Times.]

Pocas personas se han dado cuenta de que la Biblia disuade a las personas de estudiar idiomas extranjeros. La historia de la torre de Babel nos dice que existe una sola humanidad (la de Dios), solo que “nuestros idiomas son confusos”. Desde una perspectiva histórica europea, que siempre ha significado eso, cualquier filósofo alemán debía saber exactamente lo que pensaban los chinos, solo que no podía entenderlos. Por lo que en lugar de aprender el idioma extranjero, solicitaba una traducción.

El 28 de septiembre se conmemora el aniversario 2.563 del nacimiento del pensador chino Confucio.

Pocas personas se han dado cuenta de que la Biblia disuade a las personas de estudiar idiomas extranjeros. La historia de la torre deBabelnos dice que existe una sola humanidad (la de Dios), solo que “nuestros idiomas son confusos”.

Desde una perspectiva histórica europea, que siempre ha significado eso, cualquier filósofo alemán debía saber exactamente lo que pensaban los chinos, solo que no podía entenderlos. Por lo que en lugar de aprender el idioma extranjero, solicitaba una traducción.

Coincidentemente, o quizás no tanto, la Historian con “H” mayúscula seguía a la Biblia. En tiemposdelSagrado Imperio Romano de la Nación Alemana, cuando los estudiosos alemanes aún hablaban latín, el lógico alemán Christian Wolff (1679-1754) accedió a una traducción al latín de los Clásicos de Confucio.

Su reacción es tan graciosa como alarmante: él lee a Kongzi (Confucio) en latín y dice algo asícomo”Excelente, resulta muy conocido, ¡tengo el presentimiento de que entiendo completamente a este Confucio!” Wolff se sintió tan rebosante de alegría con sus nuevos poderes mentales que fue a una conferencia sobre los chinos como si fuese el mismísimo rey de China.

Entre sus inolvidables descubrimientos se incluían “los motivos del chino”, “el propósito final del chino”, entre muchos otros. Y, por supuesto, cuando alguien le preguntaba al maestro Wolff por qué no había visitado China, el más grande sinólogo de todos los tiempos sacaba a relucir su mayor triunfo intelectual. Entonces respondía que “la sabiduría del chino no era por lo general tan altamente valorada como para que fuese necesario viajar allá por el simple hecho de viajar”.

Está generalmente aceptado que esa Historia terminó con este Wolff, o al menos se hizo demasiado cansona y cínica.

Él demostró suficientemente que cualquier europeo podía convertirse en “experto chino” sin la necesidad de conocer ni una sola terminología china.

‘Final de todas las cosas’.

Como esto era verdad para cualquier idioma, ahora entendemos por qué el filósofo alemán Immanuel Kant pudo anunciar razonablemente el “Final de Todas las Cosas”, y Georg Hegel pudo proclamar el “Final de la Historia”. Ambos sabían que los hombres reconocían que nunca habían dominado ningún idioma no europeo en su vida; y asumieron que pasaba algo muy similar con la Historia.

Esta actitud nunca ha cambiado en el hemisferio occidental, con el efecto de que vivimos actualmente en un mundo alocado. La mayoría de los estudiosos estadounidenses y europeos creen que los chinos “hablan sus idiomas (occidentales)”, solo que “hablan” en chino.

Tomemos como ejemplo los conceptos de “democracia” y “derechos humanos”. Puede haberlo considerado, pero esos son términos europeos. Imagine que China devolviera el favor y demandará de los europeos más wenming y tian ren he yi.

La actitud europea se refleja en sus traducciones. La mayoría de los europeos traduce simplemente cada concepto chino clave en una conveniente terminología bíblica o filosófica. Como resultado, Alemania está libre de chino en el año 2012 del Señor Jesucristo.

La traducción es, por supuesto, un viejo hábito de la humanidad. Pero eso no significa que no debamos cuestionarla. Era nuestro hábito asesinar a los enemigos en la batalla, pero ya no lo hacemos (a excepción de Afganistán e Irak, y etc.). ¿Por qué aún destruimos el vocabulario extranjero clave?

Bueno, primeramente lo hacemos por razones sociológicas. Si los alemanes censuran todas las terminologías extranjeras importantes, el pueblo alemán será llevado a pensar que solo conoce lo que debe ser conocido en el mundo, y –hablando metafóricamente- creérselo.

Es por eso que Alemania ha producido tantos “historiadores mundiales” y “filósofos” como Georg Hegel o Max Weber. Los académicos lo denominan deutungshoheit, que significa tener la soberanía sobre la definición del pensamiento.

Puede resultar muy deprimente, pero la verdad debe ser dicha: Occidente sabe muy poco sobre China, y la China Cultural nunca se ha convertido en un fenómeno verdaderamente global. Ni siquiera el uno por ciento de la ciudadanía estudiada de Europa, según mis cálculos, sabe lo que es ruxue, o un junzi o shengren. Y esos son algunos de los conceptos chinos más importantes de la historia.

China no está sola. La India también se da cuenta de que existe algo extraño aquí. La tradición de Sanskrit-Hindu creó cientos de miles de conceptos no europeos únicos que han sido bloqueados de la Historia por la prensa y la academia occidentales. Como si miles de millones de chinos e indios nunca inventaron nada en 3.000 años, comosi estuvieran simplemente esperando porque los despojaran de su propiedad intelectual.

Algunos comentadores han discutido conmigo la necesidad de un “idioma global”, y que el inglés es el mejor candidato en la actualidad. Ante esta idea simplemente les respondo, ¿estás loco?”

Eso es exactamente lo que hicieron alguna vez los alemanes. Ahora son los anglosajones quienes cierran su libro de “Historia” y dicen “ya te conocemos”.

No, el verdadero “idioma global” debería ser radicalmente diferentedelinglés actual, y necesitaría adoptar la originalidad y las decenas de miles de palabras facilitadas por las tradiciones de otros idiomas de la humanidad en primer lugar.

Cada estudiante de idioma presenta comúnmente una seguridad subconsciente de que algo se pierde en la traducción. Además, la mayoría de nosotros tememos mucho seguir nuestro instinto.

Quizás hay algún defecto escondido en la historia de la torre de Babel, un monstruo realmente aterrador. ¿Qué tal si nuestros idiomas no son para nada confusos, sino que un solo grupo de seres humanos no fue nunca suficiente en número como para explorar todas las posibilidades del mundo? ¿Qué tal si los chinos inventaron cosas –que llamaron daxue, datong, wenming, y tian ren he yi- que ningún estadounidense pensó de esta manera, tal y como siempre ha sucedido?

Siempre se ha dicho que el idioma es la clave para el entendimiento de la cultura china. La pregunta es: ¿Cuál debería ser ese idioma?